La teoría de la evolución de Darwin se caracterizó por imponer nuevos patrones para analizar a la línea evolutiva de las especies. La suya fue la primera explicación que pudo considerarse creíble donde los seres más aptos para enfrentarse a las variaciones en el tiempo conseguían sobrevivir y quienes perecían eran los que no conseguían hacerlo.
Las evidencias del proceso evolutivo son el conjunto de pruebas que los científicos han reunido para demostrar que la evolución es un proceso característico de la materia viva y que todos los organismos que viven en la Tierra descienden de un ancestro común. Las especies actuales son un estado en el proceso evolutivo, y su riqueza relativa es el producto de una larga serie de eventos de especiación y de extinción.